jueves, 3 de diciembre de 2015

Autoridad o poder

Hay una diferencia entre poder y autoridad. Poder es hacer que los demás te respeten por alguna credencial o uniforme. Autoridad es hacer que los demás te respeten por quien sos. Se puede tener poder pero no autoridad o viceversa, autoridad pero no poder. Si consiguiéramos poder y autoridad o autoridad y poder, sería el equilibrio perfecto.

Si ponemos el ejemplo de un policía, la autoridad se la da su uniforme y el poder su arma. Cuando el oficial se quita el uniforme pierde su autoridad y cuando se quita su arma pierde su poder, aunque un policía nunca debe dejar llevar su arma, por lo tanto poder siempre va a tener pero no autoridad.
Si ponemos el ejemplo de un ladrón con un arma, autoridad no tiene pero si tiene poder.

A lo que quiero llegar es que más allá de tener poder, debemos tener autoridad. Muchas personas tienen poder, lo vemos en cualquier lugar que vamos, nadie los conoce pero como tiene su arma, su credencial, su uniforme tenemos que respetarlo aunque esa persona no nos guste o nos trate mal o nos prohíba nuestra libertad por cualquier motivo. Lo he visto muchas veces en eventos, por tener un papel con su nombre y pegado, colgado o abrochado a su pecho cree que puede hacer lo que quiera con uno. Puede que sea menor que nosotros, puede ser que sea un irrespetuoso pero si tiene su pequeño poder, debemos obedecerle. Eso si, cuando termina el evento es uno más del montón y ahí, no hay quien lo avale.

Por otro lado tenemos la autoridad, ganarse la autoridad por hacer las cosas es lo mejor. Uno tiene autoridad cuando hace su trabajo y respeta a las demás personas. La permanencia, la sujeción a otras autoridades, dan la autoridad. Ni si quiera tenés poder cuando tenés autoridad pero aveces es necesario tenerlo. Si volvemos al ejemplo del policía, tiene autoridad por su uniforme pero si no tuviese su arma, en algún amotinamiento la gente no los respetarían, por eso necesitan tener poder.
Ahora si, vamos al ejemplo bíblico...

  Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum.

Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.
Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga. 
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo;por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
Lucas 7:1-10 (NTV)

Un soldado romano tiene autoridad como esta escrito en el versículo pero lo mas interesante es que en ningún momento hace referencia a su poder. Los judíos eran esclavos de los romanos. Ése oficial romano era superior a Jesús (políticamente) y tenía autoridad, incluso tenía poder pero cuando llama a Jesús no dice: ven, porque sino te voy a golpear.
 Aparte de tener su autoridad como romano, tenía su autoridad por haber construido sinagogas. Eso le dio autoridad más que el uniforme. Otra cosa a tener en cuenta, es que su poder (el de hacer lo que quiera con Jesús) era totalmente imponente para sanar a su siervo. Yo creo que por eso solo nombró su autoridad. La otra cosa es que dijo que Jesús tenía autoridad cuando lo comparó con él mismo. Entonces, vemos que lo que esta tratando de decir éste centurión es: yo debería ser tu amo pero a pesar de estar vestido así y que todos hagan lo que yo desee, reconozco que tú tienes más autoridad y poder que ningún otro hombre. 
Jesús se da cuenta de su fe y queda asombrado. Su siervo fue sano porque a pesar de su puesto, reconocía que no era nada o mejor dicho, nadie. 

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