miércoles, 20 de marzo de 2013

No confíes en una persona si no quieres decepción

Estaba observando que cuando uno tiene personas, ya sean amigos o familiares cercanos, tiende a otorgarles un grado de confianza que es generado debido a experiencias, tiempo invertido, charlas, en fin, cualquier situación que haga que uno abra su corazón a alguien. Confiamos porque encontramos en ellos un lugar donde dejar nuestras cargas, sin importar que tan graves sean, creemos que ellos pueden ayudarnos. El diccionario (RAE) define confiar como la esperanza firme que se tiene de alguien o algo; y eso es lo que hacemos, esperamos en ellos porque nos aconsejan, nos animan, nos dan su amor, nos hacen sentir seguros y de mejor animo. Éstas personas son de gran valor para nosotros porque podemos decirles cualquier cosa y ellos guardarán el secreto. Les amamos tanto que no los cambiaríamos por nada ni por nadie. Son como nuestro superhéroes. Nunca se cansan de escucharnos y pueden darnos solución a todos nuestros problemas. En otras palabras, son perfectos. Todo esta muy bien hasta que en algún momento de la vida vemos que esas personas que creíamos perfectas y significaban tanto para nosotros, nos decepcionan.
Que gran problema es la decepción. El diccionario (RAE) la define como frustración que se da al desengañarse de lo que no satisface nuestras expectativas. Cuando una persona de confianza nos falla, toda la relación que se tenía con ella se rompe porque es una situación dolorosa. Esperamos tanto de alguien que al momento de que nos demuestran que no son la perfección que veíamos, colapsamos emocionalmente. Sentimos como si nos hubiesen apuñalado por la espalda. Esa herida provocada tarda mucho tiempo en sanar, algunas veces no sana nunca... Son situaciones que nos dejan lecciones y nos hacen abrir bien los ojos antes de volver a abrir nuestro corazón. Nos preguntamos, ¿Por qué nos suceden estas cosas?, ¿Por qué la gente nos falla?. Preguntas que han sido respondidas hace miles de años a todas aquellas personas que se preguntaron, preguntan y preguntaran algún día, en un libro llamado Biblia.
La Biblia narra en Jeremías 17: 5-8 que Dios dice "Maldito es el hombre que confía en el hombre" pero "Bendito es el hombre que confía en Dios". La razón porque los seres humanos nos decepcionan es que no tienen la capacidad de ser perfectos como lo es Dios. El hombre siempre a la corta o a la larga nos va a fallar pero Jehóva nunca lo hará. Muchos creen que Dios no los escucharía ni aconsejaría, ni los amaría como lo podría hacer un ser querido sino que es castigador, eso se debe a que están cegados por el pecado y eso es lo que éste les hace creer. La esencia de Dios es amor y la biblia dice que es tardo para ira y grande en misericordia, así que no hay excusa para no confiar en Él. De la misma manera que hicimos para confiar en las personas debemos hacerla para con Dios. Si no nos acercamos a Él y le hablamos, no vamos a lograr nada. Para resumir toda esta idea de en quien confiar voy a citar Isaías capítulo 40, versículo 26 al 31 en la versión Nueva Traducción Viviente (NTV); dice así: 
Oh Jacob, ¿cómo puedes decir que el Señor no ve tus dificultades?
    Oh Israel, ¿cómo puedes decir que Dios no toma en cuenta tus derechos?
¿Acaso nunca han oído?
    ¿Nunca han entendido?
El Señor es el Dios eterno,
    el Creador de toda la tierra.
Él nunca se debilita ni se cansa;
    nadie puede medir la profundidad de su entendimiento.
 Él da poder a los indefensos
    y fortaleza a los débiles.
Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan,
    y los hombres jóvenes caen exhaustos.
En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas;
    volarán alto, como con alas de águila.
Correrán y no se cansarán;
    caminarán y no desmayarán.

 Como podemos leer, el nos conoce más de lo que jamás alguien podrá hacerlo. En Él encontraremos todo lo que estuvimos buscando en las personas. Alguien que nos anime, aconseje, ame y nos haga sentir mejor y seguros. Si no quieres más decepción y angustia confía en el Señor.

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