martes, 22 de enero de 2013

Honremos a los vivos

Si yo muriese esta noche, ¿qué diría la gente de mi?. He visto que cuando uno deja este mundo las personas cercanas y no tan cercanas escriben y recuerdan vivencias pasadas, palabras de afecto y cuentan sus virtudes. Le honran con halagos, flores y respeto. Invierten un dineral en el entierro y los servicios fúnebres. Todos olvidan sus pleitos y recuerdan los buenos momentos vividos. No hay lugar para la risa, todo es llanto y miradas de incertidumbre, asombro, seriedad y tristeza entre los seres queridos.
Algo que siempre me ha intrigado es la respuesta a esta pregunta:  ¿Por qué se atiende tan bien al ser humano cuando muere y no cuando esta en vida?, ¿Por qué tanta honra cuando esta difunto y no cuando esta con vida?. De muerto no va a poder compartir ni disfrutar ni incluso oír sus palabras y su compañía.
A mi me gustaría que todas las palabras que tengan para decirme, todas las flores, todo el dinero y todo el amor me lo demuestren en vida para poder apreciarlo y agradecerles personalmente. No es lo mismo festejar con un cadáver que con un ser vivo. Es bueno saber que lo que los demás opinan de uno pero decircelo a un perecido no me parece lo más adecuado. Es como si le fuese a decir cuanto amo, extraño y todo lo que significa para mi a una persona que falleció hace 5 horas. Tuviste toda una vida para demostrárselo, para declarárselo y una vez muerto, ¿se lo vienen a decir?. Bueno no comparto mucho la idea de apreciar a una persona post-vida.
Si hay algo que decir, que demostrar, que honrar hágalo en vida. De nada sirve llorar con con un fallecido sin haberlo hecho cuando estuvo con vida. ¿De que sirve amar a un muerto?, si lo que yace en ese cajón solo es un envoltorio porque su espíritu no esta allí.
Nunca es tarde para expresar nuestras emociones pero el momento correcto puede pasar.

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