domingo, 10 de noviembre de 2013

Dios me ama en todo momento

¡Cuán bello es el amor de nuestro Señor!. Siempre con nosotros en todo momento. Dios nos ama mucho más de lo que podamos imaginar. Muchas veces cuando enfrentamos dificultades creemos que Él nos ha olvidado e incluso no nos ama como en un principio, ahí es donde vienen los pensamientos de auto-desvalorización de nosotros mismos, intentando buscar el por qué de las cosas, afligiéndonos y lastimando nuestra relación con Dios. Es difícil creer que Él sigue allí en medio de las tormentas, cuando una gran enfermedad toca nuestras vidas o la de algún ser querido. Aveces es mucho más difícil cuando no hay dinero para alimentarnos, vemos como llegan y llegan facturas por pagar, llamadas telefónicas a toda hora intimidándonos a abonar nuestras deudas y preguntas como: ¿qué vamos a comer hoy?, ¿sobreviviremos mañana?, ¿perderemos todas las pocas cosas que nos quedan?; hacen que terminemos colapsándonos y comenzar a enfocarnos en los problemas y no en la Solución. La desesperación comienza a cobrar terreno en nuestra vida, el temor, la duda y la desesperanza invaden nuestra mente, y un drástico pensamiento nace en nuestro corazón: Dios no me ama, Dios no existe.
Todo en lo que creíamos, todo lo que vimos, escuchamos y hablamos pasó a ser sólo una gota en el inmenso océano de la indiferencia. Nos ahogamos y nada ya tiene sentido, no nos interesa nada. Lo único que hay frente a nuestros ojos es el gigante problema y no, nosotros no somos David, sino uno más del ejército, uno de los más debiles y cobardes. En momentos como éstos no hay palabra, intención ni aliento que valga, nuestra fe está muerta y pronto lo estaremos nosotros... O al menos así parece.

Hay unos versículos que tienen demasiado significado en momentos de pensar que ya estamos rechazados de Su amor y también muertos, así dice Romanos 8:35-39 (NTV)

¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero» ). Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó. Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.

¡Hey!, nada puede separarnos de Su amor, Él nos ama tanto que nos deja atravesar desiertos de incertidumbre, duda, incredulidad, temor, desesperación y todo aquello que nos produce preocupación para que de esta manera nos haga ver que debemos depender de Él y de nadie más, tus problemas son sólo una excusa para que hagas del Todopoderoso tu todo. Muchos creen que Dios quiere que le demos sacrificios en todo tiempo, ofrendas aquí, ofrendas allá y todo lo terminamos haciendo de mala gana. Lo que realmente quiere Dios es que lo ames como Él te ama, haciendo lo correcto.

Al Señor le agrada más cuando hacemos lo que es correcto y justo que cuando le ofrecemos sacrificios.
          Proverbios 21:3 (NTV)

Nuestra actitud hacia Dios es la que hará la diferencia. Si en medio de problemas no lo buscamos a Él hasta el cansancio, el cansancio del problema nos va aplastar. Adorarle y alabarle a Dios en medio de toda situación produce la solución a todos nuestros problemas pues estamos dándole el primer lugar, buscamos ver el sol aun cuando la oscura tormenta no ha terminado, es nuestro amor hacía Él que nos da fe.

Escribe que los malvados son orgullosos, pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios.»
               Habacuc 2:4 (DHH)

Digamos: "problema, Dios me ama cuando estás o no estás. Ahora yo voy a hacer lo mismo, lo voy a alabar y adorar con vos o sin vos porque yo lo amo". ¡Seamos gente comprometida hasta el último aliento!. ¡Demostremos a toda circunstancia quién manda!. ¡Alabado sea el Señor!

Aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el Señor ! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación! ¡El Señor Soberano es mi fuerza! Él me da pie firme como al venado, capaz de pisar sobre las alturas».
              Habacuc 3:17-19 (NTV)

No hay comentarios:

Publicar un comentario