viernes, 29 de noviembre de 2013

Nosotros sembramos y Dios cosecha

¿Cuántas veces sembramos una palabra en alguien y pensamos que la vida de esa persona cambiaría en un santiamén?. ¿Por qué la gente no se "convierte" cuando les predicamos o si ya es cristiano, no cambia su comportamiento?. Yo siempre creí que todos, al soltar una palabra, deberían de ser distintos pero al parecer no es tan así. En algunos casos suele pasar que la gente es mudada en su forma de pensar al instante pero en otros tarda un poco, mucho más.
Veamos que dice la biblia en Lucas 8:5-8 (NTV) :

«Un agricultor salió a sembrar. A medida que esparcía las semillas por el campo, algunas cayeron sobre el camino, donde las pisotearon y los pájaros se las comieron. Otras cayeron entre las rocas. Comenzaron a crecer, pero la planta pronto se marchitó y murió por falta de humedad. Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron junto con ellas y ahogaron los brotes. Pero otras semillas cayeron en tierra fértil. Estas semillas crecieron, ¡y produjeron una cosecha que fue cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!».Después de haber dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda».

Bueno, pues como yo lo veo, tenemos veinticinco por ciento de probabilidad de que la semilla haga efecto en el acto y un setenta y cinco por ciento de que lo haga luego o nunca lo haga. A veces hay que insistir y volver a sembrar porque hay que darse cuenta que si la semilla cayó en el camino, piedras o entre espinos necesita otra dosis de motivación. Nunca hay que dejar de esparcir palabras de vida, siempre debemos lanzarlas porque no sabemos cuando será el tiempo de la cosecha. La cuestión es así: Nosotros sembramos y Dios cosecha. Quizás no sea el tiempo de Dios para esa persona, cada semilla da una cosecha diferente, árboles diferentes, con diferentes estaciones para su cultivo. Algunas tardan semanas, otras meses pero florecen, crecen y dan fruto. Así que no te preocupes porque la gente no cambia, sólo sigue sembrando porque recuerda que alguna de tus semillas caerá en tierra fértil y dará una cosecha más numerosa. 

Los planes son del hombre; la palabra final la tiene el Señor.

Proverbios 16:1 (DHH)

Y como dice Pablo a los Gálatas en el capítulo seis, versículo nueve, que por cierto es una gran verdad... Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. ¡Sigamos esparciendo semillas de vida a la gente!

No hay comentarios:

Publicar un comentario